SAMUEL el gran restaurador

Décimo quinta parte

 

Continuando entonces, los ancianos de Israel, en representación de todo el pueblo, plantearon la demanda de un rey y lo hicieron en términos muy categóricos.

Algo que debiera ser bien sabido en cuanto al trato de Dios con el ser humano –   aun cuando hay quienes no lo comprenden – es Su gran respeto al libre ejercicio de la voluntad. Cuando alguien de forma deliberada y consciente hace una mala elección, a pesar de las advertencias previas de lo que le ha de acarrear, Él se siente comprometido a dejarle seguir el rumbo que ha escogido, con todas sus consecuencias. Esto es lo que tal vez se pudiera llamar la voluntad permisiva de Dios.  Y lo maravilloso es que con Su infinita misericordia no abandona a lo Suyos en tales circunstancias. Generalmente cosechan mucho dolor y tristeza, pero en Su sabia economía Él lo utiliza para el escarmiento, que ha de llevar al arrepentimiento y a la restauración.

También se debe tener presente que lo que Dios mira y considera, por lo menos en ciertos casos cruciales, es la decisión original o primera, y no otra posterior en sentido inverso, cuando uno piensa, equivocadamente, en los perjuicios o desventajas que podría haber traído la línea que primero se había elegido. Sería demasiado  extenso y complejo desmenuzar esto, que por otra parte es un principio relativo y no absoluto.

Pero tenemos ejemplos muy concretos que lo avalan, y de los cuales citamos tres.

  1. a) El caso de Esaú, que despreció la primogenitura, vendiéndola por una sola comida, y al querer heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. (Hebreos 12: 16-17)

 

  1. b) Israel al regreso de los doce espías con el mal informe de diez de ellos. Allí tomaron la decisión de designar un capitán para volver a Egipto, despreciando así la herencia que Jehová les tenía preparada.

Al advertirles Moisés de las horribles consecuencias que esto les iba a deparar, el pueblo se enlutó y decidió dar marcha atrás e ir de inmediato al lugar del cual el Señor les había hablado. Pero la verdadera decisión ya la habían tomado antes, y esto, que no era un verdadero arrepentimiento, sino un cambio de frente para evitar el mal que ahora les esperaba, no les valió de nada.

 En efecto: la presencia de Dios no los acompañó, y aún cuando se empecinaron en ir adelante y subir a luchar a la cima del monte, los amalecitas y cananeos les infligieron una derrota total. (Números 14: 1-4 y 39-45)

 

  1. c) El caso que nos ocupa de Israel al pedir rey. Al tiempo de la siega del trigo, Samuel clamó al Señor que diese truenos y lluvia, como prueba clarísima de la gran maldad que habían cometido ante los ojos de Jehová pidiendo rey. Al contestar el Señor esa oración en el mismo día, tuvieron gran temor de Jehová y de Samuel, y le dijeron  a éste:

“Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos, porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.” (1a. Samuel 12:  16-18)

Sin lugar a dudas, si en ese momento Samuel les hubiese exhortado a desistir de su petición de un rey, intimidados por el temor y los truenos, lo habrían hecho. Pero Samuel, movido por la sabiduría de Dios, no lo hizo.

¿Por qué? Porque esa no era la decisión original, sino la que habían tomado al pedir rey, y de forma deliberada y categórica, como ya vimos

Y lo que es muy importante que se comprenda es que una contramarcha y vuelta hacia atrás por el castigo o la conveniencia, inconveniencia, ventaja o desventaja, habría llevado a que quedase en el corazón de ellos intacta esa raíz que los había impulsado a escoger el mal camino. Era necesario que Israel siguiese la senda del mal camino que habían elegido, y por medio del escarmiento aprendiese la lección, y bien aprendida.

Históricamente, esto todavía está en proceso, pero llegará el tiempo, según lo señala la profecía, que como nación plenamente escarmentada, y la mala raíz bien tratada y quitada, volverá a su Dios y lo reconocerá y le servirá plenamente como su único Rey para siempre.

Este mismo principio también se aplica al trato actual de Dios con sus hijos, aun cuando no necesariamente siempre, pues como ya indicamos, es relativo y no absoluto, dependiendo de la naturaleza o índole de cada caso.

Como se comprenderá, esta última parte no tenía aplicación en cuanto a Esaú, por no estar dentro del pacto de Israel, y estar en vez en una ubicación distinta, dentro de la dispensación de entonces. Pero lo que sí se comprobó de todas maneras fue que prevaleció su primera elección, que fue la de despreciar la primogenitura.

 

La identificación de Samuel con el sentir de Dios, prosiguió y se perfeccionó en la secuela del milagro de los truenos y la lluvia, que se nos narra en la parte final del capítulo ya citado. Después de reconocer todo el pueblo el pecado de pedir rey, les exhortó a no apartarse de Jehová, y luego  los alentó con estas palabras:

“Pero Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre, porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo.” (1a. Samuel 12:22)

Fueron palabras del siervo que vivía en la intimidad con su Dios, y conocía muy bien la infinita misericordia y gran constancia de Su amor incomparable,. A renglón seguido pasó a decirles :

“Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en le camino bueno y  recto.” (Versículo 23)

Esa intimidad con su Dios le había llevado no solamente a conocer cabalmente Su sentir, sino a ese grado de compenetración con Él, por el cual en una gran medida, el corazón de él llegó a latir al unísono con el de su Dios y Señor. Así, rechazado Samuel, así como lo había sido el Señor, los sigue amando y preocupándose profundamente por su bien , y con noble y perseverante bondad, sigue inculcándoles el buen camino.

Es decir, su vida, su actitud y su conducta fueron un calco terrenal – vivo por cierto – de lo que era su maravilloso Dios, al cual, con el correr  de los años haba llegado a asemejarse tanto.

Y ésta es una de las muchas virtudes de este varón ejemplar, digna de emularse por la gracia del Espíritu Santo.

Jesús dijo: “”El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado será como su maestro.” (Lucas 6: 40)

 

3) El varón íntegro a carta cabal, y el quebranto de que sus hijos no anduvieron en sus caminos.-

A lo ya expresado sobre su persona santa, debemos agregar dos cosas más. La primera, su absoluta honradez, transparencia y bondad. Recogido por Dios en su tierna infancia dentro del templo en Silo, nunca supo nada de avaricia, maldad o engaño, siendo totalmente incapaz de calumniar o agraviar a nadie.

La segunda, su trayectoria ejemplar que nunca tuvo claudicaciones ni desviaciones, ni siquiera mínimas. Como ya dijimos, apenas destetado del pecho de su madre, fue depositado en el templo como un precioso cordero de leche, y el resto de su vida toda no fue sino un arder constante sobre el altar de la consagración más absoluta.

Pero aunque el relato bíblico no se extiende mayormente sobre el  tema, debemos dedicar unos buenos párrafos a lo que debe haber sido un gran quebranto para él: el hecho de que sus dos hijos, Joel y Abías, como ya se ha dicho antes se desviaron de sus caminos.   

Como esto da lugar a un tema que, como dijimos, nos hará extendernos por unos buenos párrafos, interrumpimos aquí, para continuar en la décimo sexta parte, que será la última sobre el gran tema de Samuel el gran restaurador.

F I N