LAS IGLESIAS DE GALACIA
Segunda parte
Las tres “es, preguntas, números y sentencias.

Las tres “es”

Como algo ameno y curioso pasamos a referirnos a tres palabras que empiezan con es y que aparecen en la epístola: esclavitud (con sus derivados) – Espíritu, referido al Espíritu Santo, y Escritura.
Si contamos con cuidado notaremos que la primera ( con sus derivados) figura en Gálatas 16 veces, y la segunda exactamente el mismo número de veces.
De lo cual podemos afirmar la verdad – implícita en esto, pero sobradamente explícita en todo el hilo de la palabra de Dios -que cuantas veces se nos presente de una forma u otra el ogro de la esclavitud para enredarnos y atraparnos, tantas veces se levantará el bendito Espíritu de libertad para mantenernos libres, plenamente emancipados de todo yugo o esclavitud.
Además, notemos algo importante. Con mucha frecuencia se cita la primera parte de Gálatas 5: 17 -“…el deseo de la carne es contra el Espíritu,” cosa que por supuesto es absoluta verdad, pero lo que sigue en el versículo – “y el del Espíritu es contra la carne” -rara vez se cita o se comenta. Y sin embargo, constituye algo de muchísimo valor y que resulta muy alentador: el Espíritu que mora en nosotros tiene un profundo deseo contra todo lo carnal y pecaminoso. Si nos dejamos regir por Él, siempre andaremos en un plano superior, llevados por Su impulso interno de apartarnos de toda carnalidad.
Vive cerca de Dios, andando en el Espíritu y en plena obediencia y mansedumbre, y Él te mantendrá inmune ante las acechanzas del enemigo.
La otra “es” -Escritura – nos dice tres cosas de mucho peso. 1) “Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.” (3:22)
El dictamen categórico de la Escritura – todo bajo pecado – creó la obligatoriedad, bendita por cierto, de que confiando en Cristo, pudiésemos recibir toda la rica promesa anticipada para los que iban a ser hijos de Abraham, al ser del linaje de la fe. 2) “Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el de la libre.” (4:30)
El Ismael carnal con su madre Agar, igualmente carnal, echados fuera, para que el Isaac de la promesa y de la libre pudiese crecer y desarrollarse, y entrar en la plenitud de su herencia. Lo cual nos da un cuadro muy apropiado del destino que ha recibido el Ismael de nuestro viejo hombre por vía de la cruz de Cristo, (Ver Romanos 6:6) para beneficio directo del Isaac de nuestro nuevo hombre en Cristo.
Es, como decimos un cuadro muy apropiado, pero la bendita verdad que encierra debe ser apropiada por cada uno. -ni tú lo puedes hacer por mí, ni yo por ti!

) “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.” (3:8)
El secreto de algo muy maravilloso, que iba a acontecer muchos siglos más tarde, bullía en el corazón de Dios. Y en Su íntima relación con Su amigo Abraham, se lo hizo saber de una forma que digamos estaba en clave, para que lo supiese por anticipado, pero muy pocos se enterasen antes de tiempo.
A él – a Abraham – su fe le fue contada por justicia. (Génesis 15:6) y más tarde el Señor le juró que en él serían benditas todas las naciones de la tierra. (Génesis 22:18)
De este modo el secreto de la buena nueva fue adelantado en una clave muy sencilla – él, justificado por la vía de la fe y no de las obras, y los hijos espirituales suyos de todas las naciones que habrían de abrazar la misma fe, justificados y bendecidos de la misma forma.
A pesar de ser tan clara y sencilla, la inmensa mayoría no la captó ni la comprendió. Pero gracias al Señor, por la iluminación de la palabra divina y del Espíritu Santo, ahora sí la captamos y comprendemos muy bien, y desde luego, lo celebramos con inmensa gratitud.

Para quienes gustan de los números.­
Sin internarnos en lo que se conoce como la numerología bíblica, ahora algo muy simple y sencillo para quienes gustan de los números.
Ya señalamos anteriormente que esta palabrita fe figura en el libro de Romanos 41 veces en la versión Casiodoro de Reina, revisión de 1960.
Teniendo dicho libro de Romanos 16 capítulos, esto da una media ligeramente superior a 2.5 por capítulo. Hebreos por su parte, en la misma versión, la da 33 veces. Como para subrayar que el Autor y Consumador de nuestra fe, el Señor Jesús, vivió y se movió en fe perfectamente y sin ninguna vacilación a lo largo de Sus 33 años de vida.
Igualmente en Mateo encontramos la frase el reino de los cielos 33 veces, y en Lucas el reino de Dios 33 veces, como sencillos letreros luminosos que nos atestiguan que en Sus 33 años de vida, también vivió encajado perfectamente en el orden y la armonía del reino de los cielos y el reino de Dios.
Volviendo a las 33 veces que fe se encuentra así, como sustantivo, en el libro de Hebreos, teniendo éste 13 capítulos, la media resulta otra vez ligeramente superior a 2.5 por capítulo.
Gálatas, con ser más breve por tener solamente 6 capítulos, nos da la palabra fe 22 veces, resultando una media de 3.66 por capítulo, la más alta de toda la Biblia. Y sin querer forzar conclusiones ni presentar cosas rebuscadas, nos limitamos a acotar que cuando uno se ha desviado de la senda de la luz y de la verdad, como lo habían hecho los gálatas, el retorno siempre habrá de tener como ingrediente muy importante la llave de la fe.
Como ya hemos visto, fue precisamente en ese punto que nuestros primeros padres Adán y Eva cayeron, al dejar de creer la palabra de Dios y aceptar en su lugar la mentira engañosa de la serpiente. Aunque con tonos y matices muy diversos, cada alejamiento del verdadero camino entraña dejar de confiar en lo que Dios nos ha dicho, y en vez, dejarnos seducir por una mentira. El único remedio lógico y clarísimo es dar un giro total en el sentido inverso. Es decir, darle totalmente la espalda a la mentira engañosa que nos alejó de Él, y abrazar de lleno y con plena fe la palabra que nos había hablado, y que sigue y seguirá siendo fiel y verdadera, y digna de nuestra mayor confianza.

Preguntas inquietantes.­
Damos un giro bastante acentuado a un nivel básico, para hablar en algo de lo que nos señala el subtítulo.
Desde la caída del género humano en el pecado, Dios en muchísimas oportunidades, al dirigirse al ser que ha pecado lo hace con preguntas de esas – inquietantes y penetrantes. Notemos bien que antes de la caída no hay ninguna pregunta en la Biblia, pues todo lo que imperaba era verdad ciertísima, cristalina y absoluta.
El móvil que lo impulsa a hacer las preguntas a que nos referimos, no es en realidad condenatorio, y ni siquiera inquisitorio, sino que busca inquietar al ser humano, despertándolo de su letargo o falsa paz, para que asuma la realidad y la gravedad de la situación en que se encuentra.
La primera pregunta de Dios al hombre vino inmediatamente después de la caída.
“¿Dónde estás tú? Génesis 3:9.
Muy breve, brevísima, pero que directa y certera! La misma pregunta se aplica hoy día al ser humano que soslaya su responsabilidad de ponerse a cuentas con Dios, o bien trata de escaparse de Él, sumergiéndose en el materialismo, la sensualidad y lo terrenal, con desprecio de lo celestial y eterno.
Gálatas contiene muchas preguntas, de las cuales elegimos dos que apuntan a quienes han perdido el rumbo en su andar como creyentes, y
necesitan reflexionar seriamente para comprender causas y efectos de lo que ha pasado. a) “Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?
(5:7) Pasamos ahora a formular una docena de posibles causas. 1) ¿Será ese novio o novia incrédulo o incrédula?
2) ¿Ese amigo mundano e inmoral, con el cual entraste en demasiada afinidad? 3) ¿Ese hermano que te hablaba mal de los pastores, incitándote contra ellos? 4) ¿Ese predicador que en sus visitas hablaba privadamente contigo, y con altanería te llenó la cabeza de cosas que te hicieron desvalorizar a tu iglesia y a tus hermanos? 5) ¿Ese compañero de trabajo que te metió ideas nuevas de ganar más dinero, pero traicionando los escrúpulos de conciencia? 6) ¿Esa vecina amargada que sembró en tu corazón semillas de infidelidad y desconfianza para con tu marido?
En vez de quién, por supuesto que también podemos preguntar qué. 7) ¿Ese deseo de tener más bienes materiales, que te hizo tomar compromisos económicos, que te obligaron pasar al pluri-empleo o a trabajar horas extras, hipotecando tu tiempo y tus fuerzas? 8) ¿Esa tendencia a visitar otras iglesias que te quitó estabilidad y te hizo despreciar la tuya? 9) ¿La falta de firmeza que te impidió vencer al cansancio y seguir luchando con fe y tesón? 10) ¿El buscar echar tus raíces en la vida comunitaria , en vez de arraigarte prioritariamente en Cristo mismo? 11) ¿La lectura obsesiva de muchos libros buscando nuevas modas y tendencias, y te hizo dejar la Biblia de lado? 12) ¿El declararte sanado a tus vecinos y amigos, porque el que oró por ti te dijo que lo hicieras, para después descubrir con dolor que tu enfermedad seguía igual o peor?
A continuación pasamos a otra pregunta, también de la carta a los gálatas ”Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? (4:15a) dando también una docena de posibilidades.
a)¿Cuando con decisión y perseverancia continuabas en la lid en las buenas y en las malas? b) ¿Cuando lo tenías muy cierto que no debías unirte en yugo desigual con un incrédulo, y vivías en absoluta confianza que tu vida y destino estaban seguros y bendecidos en las manos del Señor?
c) ¿Cuando la exhortación de Hebreos 13: 5 -“…contentos con lo que tenéis ahora” regía tu conducta y estabas más que satisfecho con tener un Padre Celestial y un Cristo tan maravillosos? ch) ¿Cuando el libro sagrado de Dios te llenaba tanto que apenas si tenías tiempo para leer otras cosas? d ¿Cuando veías a la cuna espiritual en que naciste como un sitio tan precioso, y los hermanos que te rodeaban un verdadero regalo de Dios? e) ¿Cuando consultabas asiduamente con tu pastor y guías espirituales, antes de embarcarte en seguir un consejo o una exhortación en un terreno que no habías transitado antes? f) ¿Cuando amabas tanto a los siervos del Señor que te negabas a oír una sola palabra contra ellos? g) ¿Cuando sabías muy bien que debías andar en total honestidad y transparencia, y no te importaba tener mayor prosperidad material, sino vivir en total rectitud delante de tu Señor? h) ¿Cuando te pasabas largos ratos en la presencia de Dios, y aunque amando la comunión y el trabajar codo a codo con tus hermanos, comprendías muy bien que, por encima de todo, debías anclarte firmemente en Cristo y Su palabra? i ¿Cuando el amor de Cristo te llenaba tanto que no albergabas recelos de nadie y mucho menos deslealtad para con ninguno? j) ¿Cuando andabas con tal ternura y limpieza que te cerrabas a todo hablar soberbio, y tenías en muy alta estima a tu congregación y a cada uno de tus hermanos? k) ¿Cando recordabas la reprensión del Señor al rey Josafat, rey de Judá, por trabar amistad con Acab, impío rey de Israel? ( 2a. Crónicas 19. 2 ) y tu trato con personas corrompidas y malas era solamente lo indispensable y, de ser posible, para testificarles de Cristo?
Como se podrá apreciar, la primera lista, numerada del 1 al 12, da una variedad de las cosas malas y nocivas que pueden causar mucho perjuicio a la vida espiritual.
La segunda, con las letras a hasta k, consigna la satisfacción que antes se experimentaba en determinados estados de gracia y bendición, frustrada ahora por algunas de las causas de la primera lista.
Como una tarea sencilla y comparativamente fácil pero provechosa a la vez, animamos al lector u oyente a que establezca la relación entre cada punto de la primera lista, con con la que a su criterio corresponde dentro de la segunda lista. Para ello bastará escribir los números del 1 al 12 , colocando al lado de cada uno la letra de la otra lista que estima que corresponda. Una vez hecho esto, podrá cotejarlo con las respuestas que figuran al final del capítulo.
Sentencias certeras y punzantes.­Al igual que en el resto de la Biblia, en Gálatas encontramos sentencias de peso contundente y que calan muy hondo.
Veamos dos de ellas:
“Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.” (2:18)
En el contexto en que la utiliza Pablo, en primer lugar se relaciona con seguir en pecado mientras se busca ser justificado en Cristo. (2:17)
pero también se refiere que al entrar en la gracia, por la ley pasaban a estar muertos para la ley, a fin de vivir para Dios, según el versículo 19 que sigue. Mas ahora, al volverse atrás sobre eso y vivir para la ley e intentar guardarla, se contradecían y de hecho se hacían transgresores.
Generalizando, el versículo engloba cualquier situación negativa y perniciosa para la nueva vida en Cristo, la cual, para su bien, uno ha desechado y la ha hecho morir, para luego entrar en la contradicción de levantarla y darle cabida otra vez. De hecho, uno se hace transgresor al renovar y aprobar lo que antes condenó y quitó de en medio.
Esto se abre como una gran abanico que contienen todo un puñado de verdades.
Veamos una docena de ellas:
Si después de dejar el mundo y sus luces seductoras te vueles a él….
Transgresor te haces
Si habiendo logrado desterrar de tu boca el chisme y la crítica a espaldas de otros te vuelves a enredar con ellos…
Transgresor te haces
Si purificado tu corazón dejaste de mirar donde no debe y como no debe un verdadero hijo de Dios, ahora vuelves a hacerlo…
Transgresor te haces.
Si entendiendo el mal que te hacía. cortaste con las películas sucias y pasarte horas y horas delante del televisor, y sin ninguna necesidad otra vez lo consientes y practicas…
Transgresor te haces.
Si advertido del veneno que eran para tu alma el rencor y la amargura un día los expulsaste por completo, y ahora, cambiando de actitud los vuelves a albergar en tu corazón…
Transgresor te haces.
Si enseñado por Dios aprendiste a darle con generosidad, echando de ti la mezquindad, y ahora otra vez le das lugar, retaceando en los diezmos y ofrendas y guardando más de lo debido…
Transgresor te haces.
Si ordenando tu vida por el Espíritu aprendiste a hacer de Cristo tu primer amor, desechando en la conversación todo lo hueco, vulgar y de mal gusto, y ahora te contradices, invirtiendo las cosas…
Transgresor te haces.
Si aprendiendo de Dios a confiar con sencillez en Su palabra, desatendiendo y dejando de lado las huecas sutilezas y el liberalismo que la contradicen, te vuelves atrás y crees en lo que los “doctos” y sabios de este mundo dicen en contra de la Biblia…
Transgresor te haces.
Si comprendiendo lo mal que eran y rompiste con la rebeldía y el desprecio de los pastores, y después de un tiempo vuelves “a las de andar”…
Transgresor te haces.
Si en tu celo por el Señor y el amor a Su persona destronaste cuanto ídolo, dios ajeno o cariñito escondido había en tu vida, y “como el que no quiere la cosa”, vuelves poco a poco a darles lugar…
Transgresor te haces.
Pero sin en ninguna de estas cosas transiges en lo más mínimo, y en cambio te afirmas y perseveras en la oración, la palabra divina, la fe, el amor, la humildad, la santidad y el testimonio, entonces por la gracia de Dios te haces…
Un hombre de verdad!
Una mujer que realmente vale!
——( ) —–­
La segunda sentencia que tomamos es:
“Esta persuasión no procede de Aquél que os llama.” (5:8)
Se entiende con toda claridad que esto se refiere a la perniciosa persuasión que habían absorbido de los judaizantes de que tenían que circuncidarse y guardar la ley.
Al igual que con la anterior, nos ceñimos a la docena redonda.
Si tu piensas que ese pecado que te ha dominado hasta ahora es invencible…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama. Si tu esperas y confías que al entrar en vida comunitaria con otros hermanos, todos los problemas personales que no has podido superar hasta ahora se habrán de superar pronto…

Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si eres de la idea de que antes de cada predicación, visita, campaña o lo que fuere, para tener éxito tienes que identificar primero al “hombre fuerte”, atarlo y expulsarlo…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si te parece que para asegurarte de ser buen pastor o ministro tendrás que tener graduación universitaria, estudiar la “alta crítica” y conocer la teología liberal…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si al saberte una persona de pocas letras, consideras que como el Señor te habla y tienes el Espíritu Santo, no necesitas ni el estudio ni el esfuerzo para pulirte y aumentar tus conocimientos…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si después de haber profetizado prediciendo cosas grandiosas que no se han cumplido, sigues pensando que igualmente debes seguir en esa línea, dejando la responsabilidad sobre el Señor de que se cumplan o no…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si crees que por haber estado pasando por un desierto espiritual y le has fallado al Señor varias veces, no podrás levantarte ni hay esperanza para ti…

Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si porque has visto y tenido mucha bendición en tus labores y esfuerzos, ahora sientes que debes orar menos y que debes relajarte y no prodigarte con la misma solicitud que antes…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si actualmente te despreocupas de servir al Señor en las pequeñas oportunidades que te brinda la vida cotidiana, pero piensas que cuando asumas el pastorado o salgas al campo misionero, entonces será tiempo de dedicarte con esmero y demostrar así tu verdadera valía…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si te subestimas a ti mismo porque ves en otros carismas y éxitos que tú todavía no has logrado y piensas que el Señor tiene muy poco o nada para ti…

Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si te sobrevaloras porque estás en una buena época, y te sientes por encima de otros que están siendo tratados y probados, olvidando los tiempos en que esto te sucedía a ti…
Esta persuasión no procede de Aquél que te llama.
Si conceptúas que el verdadero amor, la mansedumbre del Cordero y la fe y la santidad genuina, son cosas demasiado elementales para ti, y debes en cambio buscar cosas más avanzadas y de “alto vuelo”…

Esa persuasión no procede de Aquél que te llama.
Pero si en vez de todas estas cosas tú te sigues considerando muy pequeño, andando y sirviendo muy cerca de Él, al pie de la cruz, y cuentas como el privilegio más grande de tu vida el hacer Su voluntad, por pequeña que parezca, y te vean o no te vean los demás…

ESTA PERSUASIÓN SÍ QUE PROCEDE DE AQUÉL QUE TE LLAMA. ——( )—–­
Relación correcta de las dos listas derivadas de las preguntas de los versículos 5:7 y 4:15
1b –2k–3f -4j–5g–6i–7c–8d–9a–10h–11ch–12e.
FIN