Capitulo 5 – Segunda Parte
La santidad, no una postura teológica, sino una
realidad práctica.
Continuando ahora, nos parece oportuno a esta altura,
consignar algunos de los beneficios derivados de vivir
verdaderamente de blanco, delante de Dios y de nuestros
semejantes.
Le quitamos lugar al enemigo en nuestras vidas.
Nuestra comunión con el Señor se robustece.
El Espíritu Santo no da un sello aprobatorio en nuestra
conciencia.
Esto último nos da mucha confianza en nuestro servicio al
Señor, y un sentir de íntima satisfacción.
Asimismo nos da autoridad espiritual.
Al acometer una labor determinada – orar por un
descarriado, por un enfermo o necesitado, o enfrentar algún
demonio – estaremos mejor capacitados para ello.
Nos asemejaremos más al Señor mismo, lo cual es, al final
de cuentas, el propósito para el cual hemos sido creados y
redimidos.
No obstante, debemos dar aquí una advertencia importante.
En todo lo anterior, hemos de cuidar mucho de no
envanecernos ni pensarnos superiores a otros, los cuales en
este aspecto quizá hayan progresado menos.
Eso sería caer en orgullo espiritual, el cual es muy perjudicial
y peligroso. La verdadera santidad siempre contiene un sano
ingrediente de humildad no fingida.
Sobre esta última virtud no agregamos nada por ahora,
pues por su gran importancia, le daremos un capítulo entero
más adelante.
Preguntas.-
La iglesia de los efesios, había disfrutado del ministerio y la
enseñanza de Pablo por tres largos años, y no sólo habían
recibido el Espíritu Santo, sino que habían dado muestras de
ser espirituales, por su fe en el Señor Jesucristo, y su amor por
todos los santos. Efesios 1:15.
1) ¿Por qué entonces cree que Pablo los exhorta, entre otras
cosas, a desechar la mentira, (4:25) a que no saliese de su boca
ninguna palabra corrompida (4:29) que no contristasen al
Espíritu Santo (4:30) y se quitasen toda amargura, enojo,
gritería, maledicencia y toda malicia. (4:31)?
¿No era innecesario eso, estando tan bien enseñados, y siendo
una iglesia tan sana?
2) La Biblia nos da ejemplos de siervos de Dios, que en el
momento de la prueba, resistieron firmemente la tentación,
cuidando bien de no mancharse ni contaminarse.
¿En qué fueron tentados, y no cedieron en absoluto los
siguientes: José (el hijo de Jacob), Daniel, Nabot (1a. Reyes 21)
Sadrac, Mesac y Abed-Nego (Daniel 3) Abraham (todavía
llamado Abram en ese tiempo (Génesis 14: 21-24) Pedro y
Juan (Los Hechos 4:18-20)
Oración.-
Señor, deseo guardarme celosamente para Ti en limpieza,
rectitud y santidad. Sé que como todo verdadero siervo Tuyo,
en más de una ocasión deberé enfrentar la prueba y la
tentación. Sé también que para ser un siervo aprobado por Ti,
me será necesario vencer, y nunca claudicar en la hora
crucial.
Por lo tanto, te pido la gracia y la fortaleza para no ceder por
el temor del hombre, la burla de los demás, ni el engaño de las
riquezas, o el placer momentáneo del pecado, o cualquier otra
cosa que signifique traicionarte y manchar mis vestiduras.
Que tu gracia me infunde un odio santo a todo lo sucio y vil,
de manera que siempre pueda vivir y andar en limpieza y
transparencia, y muy cerca de Ti, mi amado Dios y Señor.
Amén.
F I N