La plenitud infinita de Cristo
y de Su obra redentora – Capítulo 2

Pasamos ahora, tras la introducción del capítulo anterior, a tratar los distintos puntos de la plenitud infinita de Cristo y su obra redentora.

a) El conducto por el cual se canalizan todas las promesas.
“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas…y a Su simiente, la cual es Cristo.” Gálatas 3: 16.
Éste es el conducto glorioso y perfecto a través del cual se canalizan todas las promesas de bendición para todas las naciones. Se deriva de la promesa de la simiente de la mujer, hecha primeramente en el Edén, (Génesis 3:15) ratificada y sumamente ampliada en el pacto con Abraham.

b) La meta suprema a la cual no lleva la ley de Dios.
“De manera que la ley ha sido nuestro ayo para llevarnos a Cristo.” Gálatas 3:24.
Toda esa ley mosaica, llena de sabiduría, justicia y verdad, tenía y tiene como su fin más elevado – funcionando como nuestro maestro – llevarnos a Cristo como el más alto bien para el ser humano.

c) El niño e hijo con el nombre quíntuplo para describirlo.
“:..y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,príncipe de paz.” (Isaías 9:6)
Todas las virtudes y glorias de esos cinco nombres, van acompañadas de la promesa de un reino sobre Sus hombros, dilatado ilimitadamente en tiempo y espacio, en el cual estará ordenándolo todo en perfecta paz, juicio y justicia.

ch) El vaso corporal que contiene en sí toda la plenitud de la Deidad.”
“…Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.(Colosenses 2:8-9)

d) La cabeza de todo principado y potestad que completa totalmente nuestras vidas.
“…y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. “ (Colosenses 2: 10)
¿Por qué estar buscando, y buscando en otras partes y en otras fuentes, cuando en Él lo tenemos todo?

e) El depositario de todos los tesoros de sabiduría y conocimiento.
“…Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.”(Colosenses 2:3)
Este aspecto de Su plenitud lo tratamos en mucho detalle en nuestra obra anterior “Cristo, sabiduría de Dios,” a la cual remitimos a cualquier lector o lectora que desee ahondar en el tema.

f) El que en todo tiene la preeminencia.
“Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.” (Colosenses 1:18b)

g) Cabeza de la iglesia que llena todo Su cuerpo con Su infinita plenitud.
“Y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo.” (Efesios 1: 22-23)

h) La pieza clave, en la que en el cumplimiento del tiempo, Dios reúne todas las cosas.
“Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo de reunir todas las cosas en Cristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” (Efesios 1:9-10)
Por lo que entendemos, en la consumación de los siglos, Dios habrá de tomar cuanto haya en los cielos y en la tierra, y colocarlo en Cristo, a fin seguramente de darle su debido lugar, liquidando y saldando por medio de Él cada cuenta, y ubicando cada cosa en su correspondiente destino final.

i) “Toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra.” (Mateo 28:18)
Si a Cristo toda potestad le es dada, ¿cuánto tendrá Satanás con sus huestes en su lucha contra nosotros? NINGUNA, excepto si se la damos por desobediencia, negligencia, o por salirnos de la voluntad divina, desatendiendo la exhortación de Efesios 4: 27 “ni deis lugar al diablo.”

j) La gloria del Verbo encarnado, lleno de gracia y verdad.
Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.”) (Juan 1:14)

k) Todas las cosas están en Sus manos.
“…sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos.”(Juan 13:3)
Bendita verdad, la cual nos hace saber a los verdaderamente renacidos, que estamos en Sus benditas manos – seguros, a salvo y bendecidos sobremanera.

l) La imagen del Dios invisible.
“Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2a. Corintios 4:4b)
“Él es la imagen del Dios invisible.” (Colosenses 1:15)
“Siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.” (Hebreos 1: 3)
A diferencia de las imágenes o ídolos hechos con manos y prohibidos en el decálogo, Él es el personaje celestial y eterno, que moró encarnado entre los hombres, desplegando de forma fiel y acabada lo que es el Padre invisible, a Quien nadie ha visto jamás. En otras palabras, la representación vívida, veraz y precisa de Él en todos Sus atributos y virtudes.

ll) Heredero de todo.
“El Hijo, a quien constituyó heredero de todo.” (Hebreos 1:2)

Interrumpimos aquí para continuar en el tercer y último capítulo.
F I N