Esdras y Nehemías, dos varones de verdad,
unidos en la misma gran causa común.

Cuarta parte

Continuamos donde dejamos al finalizar la tercera parte.
Dificultades internas – el cambio de frente.-
En la estrategia militar, uno de los factores bien conocidos es el cambio
repentino del frente de ataque. Con esto se busca maniobrar en un flanco,
por ejemplo, para distraer a las fuerzas defensoras, e irrumpir luego por
sorpresa, ya sea en el centro, el otro flanco, o aun por la retaguardia.
Algo de esto se da en la experiencia práctica de la guerra espiritual, y de
hecho lo vemos con claridad en la iglesia primitiva de Jerusalén, en los
primeros capítulos de Los Hechos.
En efecto: en el capítulo cuatro, el ataque viene por fuera a través de los
sacerdotes, gobernantes y ancianos. En el siguiente, el quinto, en su
primera parte viene por dentro, por el engaño de Ananías y Safira; en la
segunda mitad del capítulo, otra vez desde afuera por los religiosos de
entonces. En el sexto, por la murmuración interna en cuanto a la viudas de
los griegos que estaban desatendidas, y después otra vez desde afuera,
desembocando en la gran persecución que vino tras el martirio de Esteban.
Continuando ahora con el texto de Nehemías, a él le tocó aprender todo
esto en medio de la lucha, según vemos en el capítulo 5. Como si los
intentos e insidias desde afuera fuesen pocos, se encuentra con un grave
problema interno.
Muchos de los que estaban en Jerusalén y alrededores se encontraban sin
alimentos para subsistir. Mostrando gran insensibilidad y un buen grado
de avaricia, algunos nobles y oficiales que contaban con abundantes
medios, al facilitar alimentos a aquéllos lo habían hecho a condición de que
se les empeñasen sus posesiones o bien con préstamos a interés.
Como bien podemos imaginar, esto provocó un gran clamor, y otra vez el
valiente Nehemías tuvo que enfrentar la situación, reprendiendo
severamente a los culpables y exhortándoles a que devolvieran las tierras,
viñas, olivares y casa, y el interés cobrado.
Afortunadamente, su reprensión y exhortación fueron bien recibidas, y
hubo una respuesta favorable que sirvió para remediar la situación, con el
regocijo del pueblo, que tras lo cual alabó al Señor.
Otra vez debemos decir: Qué bendición para Israel que Dios les haya
levantado y enviado semejante varón!
La parte final del capítulo (5:14-19) nos hace ver la estricta honradez,
desinterés e integridad de Nehemías. Esto fue sin duda un sello distintivo
de su trayectoria, comparable en ese sentido con las de Samuel, Eliseo,
Pablo y muchos otros siervos insignes del Señor.
Trampas y celadas.-
En el capítulo sexto continúan los ataques desde afuera, pero con un cariz
diferente. Al ver Sanbalat, Tobías, Gesem y los demás enemigos que la
conspiración para invadir Jerusalén había sido frustrada y que el muro ya
estaba levantado y los portillos reparados, pasaron a un sutil cambio de
táctica. Obstinados, persistentes y nunca queriendo darse por vencidos –
así son nuestros enemigos.
El cambio consistía en una sistemática serie de trampas y celadas,
dirigidas en particular contra Nehemías, que era sin duda la pieza clave de
toda la reconstrucción.
Quien quiera ocupar un lugar destacado en la obra de Dios, que sepa que
ello le convertirá en blanco especial del enemigo, y que necesitará mucha
gracia de Dios, mucho temple y sabiduría para no ser dañado o derribado
por el enemigo.
Veamos las celadas principales:-
1) Invitación a deliberar – “la trampa de Ono”
“Ven, y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas
ellos pensaban hacerme mal.”
“Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra y no puedo
ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.” (6:2 y 3)
Esta treta ha sido usada muchas veces para intentar desviar a siervos
de Dios de la tarea que les ha sido encomendada. Insinuaciones,
habladurías o acusaciones falsas para llevarlos al terreno de la
polémica o la contienda, ya sea para justificarse o mantener en alto su
buen nombre, todo con la astucia de apartarlos del trabajo que están
haciendo.
Nuestra misión es proclamar la palabra de Dios y hacer Su voluntad,
y no debemos nunca enredarnos en esas cosas. Aunque tengamos
razón, por el solo hecho de interrumpir la labor que se nos ha dado,
terminaremos sensiblemente perjudicados.
Notemos la insistencia tenaz de los enemigos y la firmeza de acero de
Nehemías. Cuatro veces lo intentaron, y cuatro veces les dio la misma
respuesta. Debemos aprender de esto y ser personas que no cambian
su palabra ni transigen con el enemigo en lo más mínimo.
Uno pensaría que después de cuatro negativas de Nehemías, Sanbalat
y los suyos desistirían, pero eran tan persistentes que hasta intentaron
una quinta vez. Ésta iba acompañada de la falsa acusación de que él se
estaba haciendo proclamar rey, y que al ser notorio y ser conocido por
todos, llegaría a oídos del rey Artajerjes, con las consabidas
consecuencias. Así que a reunirse con ellos y consultar juntos!
Mentira, astucia e hipocresía a ultranza – nada más ni nada menos.
Habría sido tan fácil caer en la celada e ir a discutir y demostrar que
era una calumnia, pero con serena calma Nehemías responde:
“No hay tal cosa como tú dices, sino que de tu corazón tú la inventas.”
(6:8) y sigue con toda fe y tranquilidad haciendo la obra la cual Dios lo
había llamado.
A esta jugarreta de hacernos enredar en polémicas y controversias,
para que dejemos nuestra labor y nos salgamos de la voluntad de Dios,
nos gustaría llamarla la trampa de Ono.
Nuestra respuesta siempre debe ser: OH NO- ESO SÍ QUE NO!
Salva tu vida – te quieren matar.-
Un tal Semaías, sobornado por Sanbalat y Tobías, lo invita a
Nehemías a reunirse con él en la casa de Dios y cerrar las puertas para
protegerse, porque había quienes esa noche venían a matarlo.
Sin duda esto era perverso y malvado a más no poder, para
infundirle temor y desacreditarlo ante el pueblo, al aparecer como un
cobarde que abandona el deber y se esconde para evitar el peligro.
Algo parecido le pasó al Señor Jesús unos siglos más tarde cuando los
fariseos le dijeron:
“Sal y vete de aquí porque Herodes te quiere matar.” (Lucas 13:31)
Nehemías les contestó con toda fe y valentía:
“¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo,
entraría al templo para salvarse la vida. No entraré) (6:11)
Y luego agregó:
“Porque fue sobornado para hacerme temer y que pecase y les sirviera
de mal nombre con que yo fuese infamado.” (6:13)
Aparte del valor de Nehemías, resalta su agudo y pronto
discernimiento que le permite detectar de inmediato cada lazo que se
le tiende, y también su rápida reacción, que en todos los casos dejó
frustrados los intentos contra su persona y testimonio.
El humilde copero del rey, en el fren t e de batalla ha resultado un
verdadero titán!
Al leer u oír esta parte alguno se preguntará:
“Esto es para líderes. ¿No estábamos en el tema de la restauración?
Y la respuesta es:
En primer lugar, al enfriarse uno y alejarse del Señor,
espiritualmente uno pierde la valentía, el discernimiento y la
capacidad de reaccionar de forma acertada. Recuperar esas cosas por
cierto que es parte de la restauración.
En segundo lugar, dijimos y reiteramos que aspiramos a que esto sea
más que restauración. ¿Por qué no hemos de esperar que, de entre los
que el Señor restaure, también levante a algunos para ser líderes y
columnas?
Interrumpimos aquí para continuar en la quinta y última parte.
F I N